sábado, 8 de febrero de 2014

Programación: 1981. La memoria registrada

D'AFIDNES A MARTORELL by SANTI ARISA & LACATANS + MONTGRINS on Grooveshark



Una pena, una verdadera pena para un coleccionista compulsivo como yo, en lo que se refiere al archivo histórico al menos, no guardar el programa o cartel original de esta edición. Vaya por delante avisar que lo que aquí se reproduce como tal no es otra cosa que un remiendo, montaje o salida simulada, "en diferido" vamos: que yo mismo lo he adulterado a fin de completar la colección de los mismos que guardo con verdadera devoción.
(PD. Ni que decir tiene que sería de un enorme agradecimiento por mi parte si alguien que conservara el original, eso si que es gusto por la historia, tuviera la suficiente gentileza de hacermelo llegar por cualquier sistema moderno partiendo, por ejemplo, de un simple comentario al pie de esta página)

Vayamos a escarbar memorias, con todo lo que conlleva darle a la pelota a ciertas edades y el riesgo de patinazo que tal esfuerzo supone aunque, todo hay que decirlo, mi ya mencionada devoción por los benditos archivos me enfrenta hoy a las grabaciones, entrevistas, que hice en su día para mi programa de radio, Aeroplano,  a los artistas protagonistas de esa edición, Tete Montoliú y Santi Arisa, lo que me permite entrar con cierta holgura en algún que otro detalle.

Tete Montoliú
Dada la enorme repercusión que obtuvo en los ambientes culturales de la ciudad la exquisita actuación del maestro Montoliú en la primera edición, el mismo equipo que impulsó la organización de aquellas primeras jornadas otoñales de 1980 repitió el acontecimiento, esta vez ya otorgándose el derecho a titularlo II Festival de Jazz de Albacete, para lo cual se volvió a llamar al famoso pianista catalán, reclamo supremo  para los aficionados, sobre todo para aquellas ochenta personas, aproximadamente, que habían vivido la recordada noche de la Casa de la Cultura de Isaac Peral ("Yo tampoco he olvidado la actuación del año pasado", me decía un año después Montoliú).

Entusiasmados por el eco de la susodicha sesión se pensó trasladar el escenario a otro de más tronío y, sobre todo, aforo: el Cine Capitol, aún entonces sala histórica cinematográfica en la capital si bien con una reciente remodelación moderna realizada por los dueños del cine que incluía un pequeño escenario (el que ahora mismo sobrevive y que sigue utilizando la Filmoteca de Albacete). Allí volvió Tete Montoliú una tarde de otoño pero en esta ocasión con el ánimo más fluido y alborozado. Le recuerdo entre bastidores con loas apasionadas al Barça que esa misma noche se jugaba algo en Europa y con chistes de muy mal gusto para un madridista de nación como yo que buscaba la provocación y el estimulo animoso.
El maestro vino con el mismo bajista del año anterior, Manuel Elías y la colaboración de un baterista de lujo: Peer Wyboris. El concierto significó otra lección magistral del pianista que nos confesaba estar en mejor forma, aún, que el año anterior. Y eso que por aquel entonces eran contínuos los rumores de que Montoliú se retiraba: "El año pasado estaba muy cansado, agotado física y emocionalmente y necesitaba descansar. Descansar. Si me retiro del jazz de qué voy a vivir", confesaba enérgicamente (esta entrevista fue publicada en un diario nacional precisamente ante los insistentes rumores de su retirada). Dicho y hecho, el pianista salía al día siguiente rumbo a París camino de otro de sus exitosos conciertos.

Con Santi Arisa

El día anterior, el Festival acogíó a otro grupo de renombres: Santi Arisa y su combo. El batería catalán ya era famoso por su actitud camaleónica ante el jazz. Un día acompañaba a algún clásico, otro se montaba un concierto con Tribu, su numerosísimo grupo catalán ("De dónde sacas mis discos con Tribu, yo sólo tengo uno y se lo regalé a mi hermana", me decía escandalizado por la estrechez de recursos de su sello discográfico Emi-Odeón, nada menos -el sello español de The Beatles), otro componía la música de una película ("Tres por cuatro" con Sisa y Pau Riba) y otro día se juntaba con cuatro colegas e interpretaba la fusión del jazz. Esa noche albaceteña, los colegas de Santi habían sido Luis Vidal, un formidable pianista realizado en lo que todos llamábamos entonces la New Age; el bajista Lluis Martí, compañero de Tribu y otras aventuras y la participación exclusiva del guitarrista Max Sunyer, un caramelo para los rockeros albaceteños seguidores de Iceberg o Pegasus, aunque en este último grupo su reclamo jazzístico era mas evidente. El repertorio fue por tanto variado y acorde absolutamente con la heterodoxia del batería: algo de Miles Davis o Wayne Shorter, el "Dimenge" de
Tribu y una excelente versión del tradicional catalán "Reflexions", música a la que el propio Arisa era tan devoto. Por supuesto Max dejó alguna impronta de su repertorio con Pegasus. Recuerdo que para el show Santi Arisa se había chutado un tentempié de fabada a la manchega que nunca comprendí qué efectos le reportaría en el sillín del batera poco después. "Tenías razón, se me ha subido el tocino al antebrazo", me dijo al terminar.

La banda: Luis Vidal, Max Sunyer, Lluis Martí y Santi Arisa

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